El rape, pescado blanco, de carne dura y consistente, es seguramente uno de los pescados más populares de la cocina catalana tradicional. Es un pez que puede alcanzar grandes dimensiones (hasta dos metros) y que vive en el mar Mediterráneo, en la costa oriental del Atlántico y el mar Negro. Tiene otros nombres como son pez rana o rata de mar, Pixín es el nombre con que se conoce el rape en Asturias, que derivan de sus particulares costumbres; vive arrastrándose por el suelo, medio escondido entre terrenos fangosos, y con la ayuda de unos filamentos que le salen de en medio de la cabeza, capta la atención de peces pequeños que una vez se acercan a él, son tragados vilmente por su gruesa (y no muy bonita) boca llena de dientes pequeños y afilados.
Es un pez plano, sin escama, recubierto de una piel gelatinosa que le cubre todo el cuerpo. La cabeza, que representa más del 50% de su cuerpo, es aprovechada para hacer sopas deliciosas y las cocochas de los rapes más grandes son muy apreciadas gastronómicamente. Haga un corte con un cuchillo grande o azada para separar la cabeza, si desea esperar a tener más para hacer un buen caldo o sopa, congélela y espere a tener unos cuantos ejemplares.
Su carne dura acepta muchas cocciones y es de fácil cocinar. Se puede hacer al horno, a la plancha, guisado, frito o incluso puede ser comido crudo en forma de ceviche, carpacho o sashimi. Lo más importante es no darle una cocción excesiva, que es cuando puede convertirse en astilloso. En los guisos, añadir al final unos minutos de cocción y cierre el fuego.