El pulpo es un invertebrado cefalópodo, tiene 8 tentáculos alrededor de la boca, y en cada tentáculo hay dos hileras de ventosas. El pulpo tiene un alto contenido en proteínas de buena calidad, es bajo en grasas y colesterol, y su aporte calórico es bajo (70 Kcal por 100 g de alimento). Entre los minerales destaca su contenido en potasio, calcio, sodio y yodo. Entre las vitaminas destacan las vitaminas del grupo B, sobre todo los folatos, y la vitamina E. La proteína del pulpo es de alto valor biológico, por lo que contiene todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita.
Gracias a su alto contenido en proteína de buena calidad el pulpo es muy saciante. Además, al ser bajo aporte en grasas y azúcares aporta pocas calorías comparándolo con otros alimentos proteicos, lo que lo convierte en una excelente opción en dietas de pérdida de peso.
El pulpo contiene yodo, mineral que interviene en muchas funciones en el organismo, como por ejemplo en la producción de hormona tiroidea. El déficit de yodo es la causa de retraso mental en el feto y en los niños más importante en todo el mundo. A diferencia de otros mariscos o moluscos, el pulpo destaca por su bajo contenido en colesterol y purinas, lo que lo hace apto para personas con hipercolesterolemia o ácido úrico.
El pulpo, al contrario de otros mariscos, tiene una carne mucho más firme y fibrosa, por ello se aconseja escoger pulpos de 1,5-2 Kg ya que son más tiernos. Antes de cocinarlo, para que su carne no sea tan dura, se aconseja congelarlo durante al menos 24 horas y descongelarlo en la nevera al menos 12 horas antes de su cocción.
